La financiación solidaria II

Yo, como español, que sufre Zapaterofobia, discrepo

 zapatero1jpgA pesar de que durante estos días algunos se empecinen en subrayar el elevado consenso de la financiación, la decisión final del Gobierno ha hecho que la sonrisa esbozada de algunos sea más declarada que la de otros . Otrosse han abstenido, aunque solo los del PP. Manifestada mi opinión en el artículo anterior, sobre los beneficios en Andalucía, comprendo el brindis (para mí, al sol) de algunos. Para Zapatero, es “deseable que todas las comunidades autónomas se sientan cómoda”. Sin embargo hay comunidades que no están de acuerdo con esta reforma y a los que se han abstenido, se les ha tachado de “partidistas”. ¿Por qué lo ha hecho sólo el PP? Pregunta fuera de contexto, habiendo asimilado desde hace tiempo la partidocracia reinante en nuestro país.

              Los que han aceptado los resultados finales de la financiación (no pensemos de modo pernicioso) son hombres que obviamente han estudiado esta medida tanto de modo aséptico como objetivo. El mismo día 15 por la tarde, el iluso de Rajoy quería seguir negociando, alegando que “aún hay tiempo”. Y, todos sabemos, que, cuando menos hasta septiembre,  las comunidades desaventajadas lo tienen todo perdido, porque empezando por Rajoy todos tienen unas ganas inmensas de empezar el sempiterno periodo político vacacional. 

               Un día antes de la financiación, tuve la oportunidad de cubrir una noticia en Cádiz en la que, entre otros monarcas o señores feudales, Griñán escenificaba su grandilocuencia (estaba Bibiana, pero todavía es princesa). Aseguraba que se tuvo que  “colar con Luis (Pizarro) en Madrid”, porque “los flecos” (eufemismo que, no se por qué, ha estado presente en toda reflexión sobre la financiación) del acuerdo se deshilachaban demasiado. Y con arrebato veraniego, ladeando su chaqueta, arremetía contra el ERC y su homólogo Puigcercós. Increíble, por inédito.

                Excepto los catalanes del ERC, ¡todos están molestos! Fíjense, ¡hasta Griñán! Como no cuide sus modales, Zapatero es capaz de castigarle, al mismo estilo de como lo ha hecho con Chaves.  Sin embargo, lo más deleznable es que algunos mantengan su rabia de modo contenido. Y para colmo, el Gobierno, con talante inigualable, lanza la piedra y esconde la mano, sin querer explicar nada hasta septiembre. Solo lo hace para que veamos, hasta que punto el gobierno ha perdido el norte de un barco que, como no venga otro capitán, está a punto de naufragar. Los tripulantes, hartos de estos vaivenes, estamos fatigados.

              La Administración Central se parece a esos odres viejos de los que nos habla Jesús de Nazaret (Lc 5, 33-39). Y a vinos nuevos… Los 11.000 millones de incremento total, se pretenden depositar en un recipiente constitucional, que a lo peor está agrietado. Con lo cual, puede que muchos se queden sin disfrutar de este vino. Clarividente es que como sigamos pidiéndole al viñador (contribuyente) que arroje vino  en pequeños botijos agrietados, el recolector se irá cansando, y su trabajo acortando. Y todos, con sed, a beber del odre agrietado… Y bendecido por los catalanes.

La financiación solidaria I

Yo, como andaluz, que padece Chavesfobia, discrepo

 Chaves“Para que un Estado descentralizado como el nuestro funcione, el sistema de financiación territorial debe cubrir de forma equitativa las necesidades de la población”. Así comenzaba el editorial de El País, un día después del anuncio del Gobierno sobre materia de financiación. Y yo, como andaluz, que intenta comprender la victoria de mi presi Griñan y, brindar con él con una copita de Xerez, hago así mis cábalas:

              –         Con esta nueva medida cada comunidad se quedará con el 25% de lo recaudado en su territorio. Con lo cual, estamos, a largo plazo, beneficiando a la autonomías más prósperas. No a la mía, por cierto.  Leamos la letra pequeña de los acuerdos, aunque sean muy atractivos sus escaparates.

              –         Al mismo tiempo, se aprobaba que, también se premiará a las economías que registrasen un mayor crecimiento económico. Y yo, como buen hombre del sur, me cuestiono cómo afectaría esta máxima en mi tierra, ¡sabiendo que los datos de la inversión exterior andaluza se han desplomado un 42% durante 2008! Fiasco para el andaluz, a la larga.

              –         Frente a la bajada de pantalones de Zapatero ante el ERC (todos sabemos por qué; nuestro presi dialogante se queda solito en el Congreso…), yo como hombre de tierras soleadas, de tabernas de fino, y de plazas taurinas (llenas en el tendido sombra y vacías en el de sol), me pregunto dónde está metido el PA. Aunque, ciertamente, a alguno de ellos he escuchado comparecer en algún medio… ¡Pero tuve que hacer un gran esfuerzo para encontrarlo!

              –           Como hombre que sólo entiende del campo y de la mar, y que parezco que ni sé matemáticamente contar, me extraña que el Gobierno llame “medida solidaria” a una recepción de 1.795 millones, frente a los 3.800 millones de euros. Me habré confundido escuchar… ¿será el gordo para mí? Entretanto, hoy, cubriendo una noticia de Luis Pizarro, me quedé atónito cuando expresaba su «hartura» por que los periodistas comparásemos nuestra financiación con la de los catalanes. Es cuando menos arriesgado, que líderes PSOE andaluz hablen de hartazgo.

             –           Entretanto, ayer me quedo estupefacto, cuando una serie de periodistas arrinconabamos a uno de esos ediles socialistas gaditanos (Federico Pérez Peralta, el Chiqui, para los colegas), tan esteticamente modernos como acomodado a la partidocracia, musitaba, como el que no quiere la cosa, que ¡Cádiz obtendrá un total de 1.200 millones de euros para el Bicentenario! Obviamente, la pregunta que hoy le hice a Pizarro fue sobre este cálculo enormemente exagerado. Echando balones fuera, decía que claro, ahí estaba incluida la llegada del AVE, el puente de «La Pepa», mejoras de infraestructuras, etc…, pues «si no fuera por el Bicentenario, no conseguiríamos estos logros». No comment.

              –         Y el presidente Griñán dice que “hay 11.000 millones de razones para considerar este sistema mucho mejor que el anterior”. Será que el sol no sólo me obnubila la vista, sino que la atraviesa hasta penetrarla y ofuscarme la razón para ver y comprender argumentos tan razonables y razonados.   

              –        Y Como hombre, que entiende poco de esto, encima de todo, no recibo explicación de Zapatero hasta septiembre. Esperaré.

              Entretanto, a la actual generación que defendió con vehemencia las ideas de Blas Infante comienza a apreciársele sus arrugas, y no sé yo si el perfil político andaluz está bien definido. No sé si jóvenes como yo sabremos lo que queremos. Y qué pena que los que lo tengan tan claro, tiren para arriba.  

              PD: Quien ose pensar que con la financiación los andaluces hemos conseguido más de lo que merecemos, estoy dispuesto a dedicar un capítulo sobre la Deuda Histórica (orígenes, causas y por qués de sus frustraciones).

El ateísmo IV

El interrogante perdura

(Recomendación: leer antes el ateísmo I y II y III)

interroganteEntretanto, con la llegada del Concilio Vaticano II, se ha recalcado el valor positivo de la investigación científica para un conocimiento profundo del misterio del hombre. En este sentido, Juan Pablo II apuntaba en Fides et Ratio que las demostraciones científicas eran como una preparatio fidei, que como diría Ortega, ayudaría a descubrir esa verdad poliédrica ampliando la visión de sus prismas. Por ello, este cambio de rumbo ha de servir para que la teología y la ciencia no experimenten ni una oposición hostil, ni una aproximación distanciada y pacífica; sino una contribución dialogal, que rechace cualquier debate que quiera enfrentar posturas irreconciliables. El Concilio rompe, esperemos que de forma definitiva, la dicotomía antropológica entre la investigación científica y la búsqueda de la Roca que fundamenta y sostiene al género humano (GS 59):

              “Existe un doble orden del conocimiento, es decir, el de la fe y la razón, y que la Iglesia no prohíbe, ciertamente, el que en el estudio de las artes y disciplinas humanas se siga, dentro del propio campo, el método y principio de cada una; por eso, reconociendo esta justa libertad, afirma la justa autonomía de la cultura humana y, principalmente, de las ciencias”.

             En este orden de cosas, este artículo concluye lo que se ha estado exponiendo en anteriores entregas: la pregunta por la existencia de Dios no está en absoluto superada. Prueba de ello lo contemplamos en Consideraciones extemporáneas  de Nietzsche, donde critica a su coetáneo Strauss. Este último pensador publica la siguiente idea en La vieja y la nueva fe: el cielo de los no creyentes estaría aquí en la tierra, la esperanza cristiana sería una mera ilusión, Jesús representaría un exaltado fanático, su resurrección una patraña histórica, la abnegación de los antiguos eremitas una forma de amodorramiento. Nietzsche, irónica pero elegantemente, objeta así el pensamiento de este teólogo racionalista:

               “En la misma medida en que es tímido cuando habla de la fe, en esa misma medida se le llena la boca cuando cita a Darwin, el gran benefactor de la novísima humanidad: entonces pide fe no sólo para el nuevo Mesías, sino también para sí mismo, el nuevo apóstol”.

             Con la convicción de que la actividad científica no debe oscurecer la realidad divina, se van cerrando estos capítulos dedicados al ateísmo. Espero que, más adelante, al lector bloggero le quede aún energías para soportar otras tantas entregas más sobre el porqué de dejar abierta esa ventana por la que nos asomamos hacia la trascendencia. Retaré, así, al lector a reflexionar por qué hay tantos que nos arriesgamos, encaramándonos a esa ventana;  ¿por qué dar ese sí definitivo a Dios?

                   Dios se hace luz para el hombre (Jn 1) y es el hombre quién ha de asumir que sólo, a través de sus lentes, puede divisar Su Paisaje. Dios ni puede ser alcanzado ni puede ser tocado, como si se tratase de un objeto a poseer. La meta de todo hombre fue, sigue siendo y será descubrir aquellos misterios que van más allá de la carne, y que no se limitan a ser sanados por los instrumentos de la medicina. Ese misterioso instrumento es el de la fe (Gál 2,16), a través de la cual el hombre experimenta una vida en absoluto efímera (Gál 6,8).

             Cervantes afina su pluma en el último capítulo de su obra egregia, cuando Don Quijote y Sancho cavilan sobre el sentido de la vida, ante la muerte que acecha. El protagonista repasa su vida y hace testamento pidiendo perdón a Sancho por su aparente locura. La respuesta de Sancho es la única fórmula que cabría al cierre de nuestra reflexión:

                      “¡Ay! –respondió Sancho llorando- No se me muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más”.

                   El mismo Nietzsche, cuando se matricula en la Universidad de Bonn en filología y teología, experimenta que su fe está debilitándose. Ante dicha impotencia, durante el otoño de 1864, el estudiante entreteje una oración al perdido, evocado e incomprensible Dios desconocido, donde explicita su tensión entre el no poder ya creer y el querer aún creer:

 

“Antes de seguir mi camino
y de poner mis ojos hacia delante,nemawashi-interrogante
alzo otra vez, solitario, mis manos
hacia Ti, al que me acojo,
al que en el más hondo fondo del corazón
consagré solemnes altares,
para que en todo tiempo, su voz,
una vez más, vuelva a llamarme. 
Abrazar encima, inscrita hondo,
la palabra Al Dios desconocido:
Suyo soy, y siento los lazos
que en la lucha me abaten
y, sin huir quiero,
me fuerzan al fin a su servicio.
¡Quiero conocerte, Desconocido,
tú que hondas en mi alma,
que surcas mi vida cual tormenta,
tú inaprensible, mi semejante!
Quiero conocerte, servirte quiero”.

 

             La frustración de Nietzsche reside en haber creído que a través de sus instrumentos podría abrazar la verdad. Sin embargo, mientras que sus herramientas de conocimiento son tan opacas como muros contra el que colisionamos, para anochecer en el nihilismo; las lentes de la fe son los únicos vidrios que traslucen un amor tan desaforado como para amanecer en aquel que sólo entiende de esperanza, que solo actúa en el perdón.

 

El Ateísmo III

Un giro teológico copernicano: la aceptación del conocimiento moderno y la unidad de las Iglesias.

(Recomendación: leer antes el ateísmo I y II)

bus EnglishEl momento en el que la Modernidad y la ciencia empírica destierran a la teología de la explicación de los fenómenos cosmológicos, el hecho religioso se torna superfluo para la mayoría de los intelectuales. La Institución religiosa occidental no sabe aceptar el desarrollo erudito del hombre racional, de modo que la única respuesta es la del combate, manifestada en una lucha encarnizada contra cualquier hipótesis que intimidase a la doctrina. Ejemplos de esta aserción los encontramos en el tratamiento del caso Copérnico, Galileo, Newton, Darwin y científicos de orden inferior que fueron severamente perseguidos.

La hostilidad entre la teología y las ciencias naturales, engendradas sobre todo en la pugna de la teoría de la evolución, desgastó el pensamiento cristiano, de modo que este se quedó anquilosado en una cosmovisión medieval. Culpables: cuantiosos. Víctimas: cuantiosas. Tanto la teología protestante fundamentalista, que seguía aferrada a las palabras literales de la Biblia, como la teología escolástica tradicional (asentada con virulencia en el latín, en el arte barroco español y en sus tramoyas supersticiosas), apartaron a muchos hombres de una fe sencilla en Jesús de Nazaret.

La interpretación literal bíblica de la creación del mundo en seis días (doctrina creacionista fraguada desde el Gn 1), la creación de una sola pareja humana (doctrina del monogenismo inventada desde el Gn 2) y la alusión a la maldad intrínseca del hombre (solucionada desde la caída de Adán y Eva en Gn 3), (recordemos que la Escritura afirma que somos imagen de Dios, aunque “llevamos este tesoro en recipientes de barro” 2 Cor 4, 7), provocó la escisión insalvable que venimos relatando.

Teólogos como Rahner, Congar, Barth y Küng, y papas como Juan XXIII y Pablo VI, agilizaron la fragmentación existente entre ciencia y religión, filosofía y teología, razón y fe. Para esta última personalidad, el drama de la sociedad occidental era la honda dicotomía existente entre el evangelio y la cultura (EN, 20). Desde ahí se fueron trazando lentos principios, que abogaron por una diáfana discontinuidad en el método teológico:

aggiornamento–          Se abrió el camino a una nueva metodología histórico-crítica de la Sagrada Escritura, que rompiese con la estricta literalidad de los textos (DV 12). Sin rechazar la inspiración del Espíritu, se deliberó despojar toda cáscara (cultura judaica) del texto bíblico, para quedarse con el fruto del mismo (su contenido y su verdad para el hombre de cualquier tiempo).

–          Con Lutero se eliminaron los métodos neoescolásticos de la cosmovisión de la realidad, que lo único que hacía eran obstaculizar el verdadero encuentro experiencial del hombre con Dios. De esta forma, la fe ya no se cosificaría, como si esta fuera dibujada escrupulosamente con una escuadra y cartabón. A partir de ese instante, el cometido de la teología fue el de plantear el sentido de la vida para el hombre coetáneo, no bajo supuestos griegos, medievales o renacentistas, sino bajo las actuales condiciones de comprensión, dentro del contexto histórico-espiritual de cada momento (GS 44).

–          Desde Hegel y Teilhard, no hemos de contraponer de modo radical las realidades mundanas con las espirituales (cosa generada desde una mala interpretación de los escritos joánicos). Entre Dios (Trinidad) y el hombre (cultura), no hay separación: en la encarnación amanece una bella correlación entre ambos (Jn 1). La Comunidad de los amigos de Jesús de Nazaret ha de hacer brillar en el mundo la verdad de su fundador, de modo que el evangelio nunca deje de inculturarse o encarnarse.

–          Las ciencias empíricas, las ciencias humanas, y el conocimiento fiducial, son integradas ahora en un mismo esquema. Mientras que la ciencia se interesará por los análisis de los datos, hechos, fenómenos, operaciones, resultados, energías y procesos; la teología se encargará del sentido último de las cosas, valores, ideales, normas, decisiones y actitudes. Por tanto, mientras que la primera disciplina analiza el cómo; la segunda reflexiona sobre el qué y el para qué.  El credo ut intellegam e intellego ut credam (creo para entender y entiendo para creer) de Anselmo ha de ser constantemente actualizado en el saber teológico.

–          La Verdad ya no se manifiesta únicamente en los ministros consagrados, como se pensaba en la Edad Media, utilizando el miedo y la obediencia con la intención de acaudalar poder. ¡La Verdad de Jesús se encarna, sobre todo, en la muchedumbre! ¡En el Reino de Dios! ¡Especialmente en los anawin (pobres)! Ellos son los principales destinatarios de la Buena Noticia (Mc 1, 15; Mt 4, 17; Mt 5; Mc 4, 26- 29; Lc 12, 13; LG 9-17). Las Iglesias, será el lugar donde los amigos de Jesús se reúnan para celebrarle.

–          Se acepta con todo esto, el valor de la autonomía del individuo en particular (Lutero y GS 41) y de las realidades terrestres y del ideal democrático en general (GS 31, 36, 75).

–          El aggiormamento del programa o declaración de intenciones del Concilio Vaticano II, aún todavía por desarrollar, y los simbólicos encuentros interconfesionales de Juan Pablo II en Asís, revelan la nueva etapa que tiene como meta el fenómeno ecuménico. Para ello, hay que sudar pedaleando en montañas pirenaicas para alcanzar la meta y arrancar el lazo del centralismo y legalismo romano, el moralismo irracional y el triunfalismo –tan extendido desde la Edad Media y criticado por los hermanos conciliares- y volver a la colegialidad (los cinco patriarcados) de los orígenes del cristianismo.

La esperanza de este nuevo rumbo de renovación representa un testimonio para el no creyente, que ve, a veces, en los Amigos de Jesús el contrasentido de no aceptar los recursos, los soportes y los valores de hoy que les pueden llevar a una vivencia más profunda y verdadera de la fe cristiana. Embarcarse en esta singladura ecuménica es labor y responsabilidad de todos los cristianos. Volver a repensar las intuiciones del primer papa católico (Gelasio I, s. V, asentadas en la falsificación de la epístola de Clemente en la que supuestamente Pedro nombra a su sucesor) y reabrir la puerta de los patriarcados es una tarea tanto dolorosa como apasionante. Aceptar este proyecto de unidad, en la riqueza igualitaria de la diversidad, sería un testimonio de Iglesias cristianas en la que todas conformasen un mismo plan y aspiración: ser sarmientos en la Vid (Jn 15, 5). Desde el caminar de las Iglesias, que descansen en la misión de una misma Iglesia:

Serían ortodoxos, aquellos que,
preocupados por la verdad de Dios,
se ocupasen de la enseñanza del Evangelio
y el catolicismo con inigualable pasión.

Serían católicos, aquellos que,
preocupados por la continuidad y la universalidad,
se ocupasen de la enseñanza del Evangelio
y la ortodoxia con inigualable humildad.

Serían evangélicos, aquellos que,
preocupados por la Escritura,
se ocupasen de la enseñanza de la fe,
ortodoxa y católica, con inigualable sencillez,
siguiendo perennemente las huellas,
y el auténtico rostro, de Jesús de Nazaret.